El actual Mundial de fútbol, partido tras partido, ha entregado unos resultados calificados como inéditos, sorprendentes o inesperados. Sin embargo, resultan un buen marco para entender algunos principios que son base para emprender proyectos de Transformación Digital al interior de las compañías. Primero, calificar los resultados de los partidos como sorprendentes, es un poco peyorativo y una demostración de que se subestima a la competencia: “Los estrategas del enemigo no son unos ignorantes”.
No se puede basar la estrategia de una compañía sobre el supuesto que las otras empresas, que compiten por el mismo mercado, son débiles o no tienen la capacidad estratégica para: cambiar, mejorar y ganar la fidelidad de los clientes.
Los objetivos estratégicos que apalancan los proyectos de Transformación Digital se deben basar en un conocimiento profundo del mercado y de lo que los consumidores necesitan, porque seguramente mis competidores se trasforman con base a estrategias igualmente fuertes y bien planificadas. Basta con ver el partido de Alemania contra México para entender las consecuencias de subestimar la estrategia del rival. Siguiendo sobre la misma línea, ya no existen equipos chicos y equipos grandes: el mercado global, el acceso a la tecnología a través de la nube, poder compartir la información y el conocimiento en tiempo real nos ha llevado a un mundo con un sinfín de oportunidades.
Por primera vez en la historia, un emprendedor (al igual que un equipo de futbol) de Colombia puede competir con mayor igualdad a uno de Japón, Polonia o Senegal dado a que accede a un conjunto de datos, herramientas y conocimiento aplicado, a un clic de distancia y en general a muy bajos costos. Sin embargo, el punto no es el fácil acceso a la tecnología, sino la capacidad que tienen los empresarios de convertir la tecnología en un factor productivo para sus negocios.
Al usar el calificativo “digital” se cree que la transformación es hacia y por la tecnología y este es el mayor error que cometemos actualmente. Los aplicativos, los dispositivos, la robótica, etc., deben ser vistas como las herramientas para optimizar y mejorar la eficiencia y la eficacia de mi cadena de valor.
Al ver la transmisión del Mundial, hoy vemos las estadísticas de cada jugador, su eficiencia, los mapas de calor en la cancha (equidad en los datos y la tecnología para todos los equipos) pero solo aquellos equipos que tienen la capacidad de analizar los datos que entrega la tecnología y generar tácticas y estrategias que anulen a su rival, son los que tienen mayor probabilidad de triunfar en los partidos, nada que ver con ser equipos grandes o chicos.
El último factor son los jugadores talentosos, resulta innegable que las personas son un factor primordial para lograr las transformaciones que las empresas requieren (digital o no). Aunque contar con el mejor talento humano, podría considerase como un deseable en los equipos que hacen parte de la compañía, resulta muy obvio que solamente un miembro del equipo, así sea el mejor jugador del mundo, no tenga la capacidad de ganar el juego (no me refiero al liderazgo).
Las empresas, al igual que los equipos de futbol, son sistemas complejos donde sus partes se comportan como un todo. Si delego la transformación a una persona, o a una parte, no voy a lograr un cambio real. Los procesos de la compañía son ejecutados por cada uno de los empleados de la misma y por eso se debe asegurar que cada miembro de la organización entienda la transformación y cambie, incluso si es necesario, se reconvierta en un nuevo profesional con las capacidades de asumir los nuevos retos. En este mundial se han visto varias selecciones que basaron su estrategia en el talento individual de sus jugadores y todas han fracasado. Repitiendo las declaraciones de Tite, director técnico de Brasil: “Toda individualidad aparece si todo el grupo está jugando bien, así que no puedes poner toda la responsabilidad sobre los hombros de un jugador. Es fácil para mí, tengo que asumir mi responsabilidad, todos tenemos que trabajar para que la individualidad pueda brillar (…) Hay un equipo que tiene que ser fuerte y no depender de él (Neymar)…”. La historia, la cultura organizacional, las personas, los recursos financieros, las tecnologías y las capacidades actuales son las bases para iniciar un proceso de Transformación Digital, pero no son la garantía de que logremos cumplir con las metas.
Solamente el compromiso diario, el quehacer disciplinado, la humildad y el trabajo enfocado en una estrategia clara son las herramientas necesarias para lograr un verdadero cambio en las empresas e integrarlas en la revolución digital de la economía mundial. Es importante “darlo todo en la cancha”, pero al final solamente importa lograr las estrategias y el crecimiento económico de la compañía.